Libros
2006

¿Quién diagnostica en psicoanálisis?

Figuraciones en tres campos teóricos

Prólogo de Jorge Chamorro

Un texto que se anuncia referido a la clínica psicoanalítica encuentra en la diversidad erudita de figuraciones de distintos campos psicoanalítico, filosófico y literario, un camino de no fácil acceso al tema que lo convoca.

Este texto que reúne tres trabajos se articula claramente alrededor de la clínica psicoanalítica. En ella la cuestión del diagnóstico resulta crucial. Utilizando diferentes recursos conceptuales, se va enhebrando de forma alusiva un hilo que profundiza lo que denominamos la posición del sujeto. Es alrededor de la categoría de logos donde se plantea la cuestión del conocimiento y la conciencia. Si bien el "al conocimiento podemos ubicarlo en el campo de la conciencia" esta no deja de retornar aunque con una cierta transformación que puede ser leída de la siguiente forma: "…y hacer con su ficción una creación, le pudo haber dado a su conciencia un nuevo y alcance y otra ductilidad".

Quizás en el estilo mismo de la autora está planteada la cuestión. Un estilo que no cede a la fácil conciencia. Uno de los últimos párrafos de este trabajo parece paradigmático en este sentido: "De esta experiencia pasada, la castración se sabe insoportablemente. El surgimiento del significante, fundación mítica del discurso en cada sujeto, es sobre un "todo goce", el primer significante porta un saber acerca del goce que se distribuye en la cadena significante".

En el segundo trabajo: Azar e ingenuidad interrogan la posición del analista, y particularmente el lugar que en su posición juegan los conceptos. Podríamos decir que todo el texto es una interrogación abierta por el sentido de los conceptos y finalmente del saber mismo. La pregunta: "¿un analista debe preocuparse por la correspondencia de un caso clínico con "un nombre", en una clasificación que por tal está sujeta a lo arbitrario del lenguaje?", parece avanzar en el mismo sentido, del trabajo que se sostiene del pasaje por distintas formas de lo imposible y sus consecuencias.

Guiada entonces por la imposibilidad de la articulación exacta entre pensamiento y cosa, entre lenguaje y referente, finalmente entre diagnóstico y caso clínico concluirá en la interesante extensión de la categoría de inclasificable, para concluir que será de la mano del síntoma el encuentro con el nombre exacto, que clasifica finalmente el caso. En una clasificación que abarca un solo caso, hecha a medida.

Con las figuraciones filosóficas y por los desfiladeros de la memoria y del olvido, se planteará por otros medios la relación referente (el olvido) y su concepto (el recuerdo) y nuevamente aquí se verifica lo fallido del recuerdo como lo fue el concepto, el lenguaje, el diagnóstico y ahora el recuerdo.

Con las figuraciones literarias, se plantea la fuga, como causa de la escritura, haciendo del artista un cazador incesante que toma en la referencia a Borges la búsqueda de algo que también parece fugarse que es la ley del azar a través de su rasgo que es la monotonía.

En conclusión un texto para recorrer, para perderse en él en la diversidad que se puede encontrar en su escritura misma y también en el contenido que lo ocupa: lo que se fuga.

Marzo de 2006.

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